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ACTUALIDAD / NOTICIAS

“Hay que tomar la temperatura que desprende la inmersión social de la Universidad”

27/02/2017

El presidente de la Fundación Universitaria de Las Palmas, Carlos Estévez, asegura que las clasificaciones que colocan a unas universidades por encima de otras no sirven para medirnos. “El auténtico ranking que aporta valor es medirse uno consigo mismo y comparar la propia evolución”.

Entre los objetivos a corto plazo para este año pretende que la Fundación siga estando a la vanguardia social, “midiendo cada paso que damos y practicando las virtudes de la acción”.

¿Cree que la oferta universitaria está a la altura de los nuevos cambios sociales?

Es suficiente, pero podría mejorar desde otro enfoque. La universidad pública se justifica como un servicio público, garante de la igualdad de oportunidades en la educación superior de los individuos. Es docente, investigadora y custodia el conocimiento.

Pero las necesidades de crecimiento y transformación económica de estos nuevos tiempos tan veloces que vivimos, le exigen que se convierta en un contribuyente nato a nuestro motor de crecimiento. Para salir de esta posición deudora, la Universidad deberá apostar por una mayor inmersión social. Estoy persuadido de que nuestra economía productiva la compensará con una apuesta decidida por la inversión en capital humano. La inmersión social consiste en acercarnos a lo cotidiano, pensar sobre ello, en vez de justificarnos en comparaciones lejanas.  

¿Se refiere a los rankings universitarios? ¿Está usted en contra?

Los rankings universitarios son como un bosque que no deja ver los árboles. Comparar una universidad con otra, por muy perfiladas que sean sus fuentes y metodologías, es un ejercicio que servirá para medir, pero no para medirnos. Y ahí está la clave. En mi opinión el auténtico ranking que aporta valor es medirse uno consigo mismo. Crear un cuadro de valores que se pueda comparar con los de años anteriores y los posteriores. Medir constantemente la aceptación social de su calidad docente, las expectativas de los individuos, la satisfacción de las demandas de nuestra economía real. En definitiva. No necesitamos una retícula, sino un ranking que actúe como un termómetro. Que año tras año vaya tomando la temperatura que desprende la inmersión social de la Universidad. 

Usted suele hablar de ajuste innovador. ¿A qué se refiere?

No hay que irse tan lejos para descubrir nuestros déficits latentes y los consiguientes desajustes entre la formación y el empleo. En ese tramo, el espacio que hay entre la formación y el empleo, es donde se precisa de innovación. La formación y el empleo funcionan como una tuerca y un tornillo que se han de ajustar. Pero no siempre encajan. Nosotros sólo ayudamos jugando el papel de la arandela que permite que se ajusten, y como tal, dispuestos a soportar una carga que apriete. Somos pequeños. Pero ahí donde actuamos, al igual que la arandela, hacemos la función de un dispositivo de seguro.

Por ejemplo. Nuestro programa de ayuda a la inserción laboral de jóvenes con educación superior llamado “Inserta”, que permitió el pasado año combinar la formación y experiencias en la empresa de 500 individuos y concluyó con un 65% de inserción laboral.

Y en el corto plazo, ¿qué pretende ser la Fundación?

Recuperar el espíritu con que se constituyó la Fundación y comprometerse socialmente con las demandas de nuestro tiempo. Que por cierto, tras un intervalo de 35 años conserva el mismo valor: una institución de la sociedad civil a la vanguardia de las demandas sociales de la Educación Superior.

En sus inicios la Fundación se colocó a la cabeza de una contienda entre una exigencia social y un juego de poderes y contrapoderes. Ahora, las contiendas son más sutiles, pero muy peligrosas si continúan siendo imperceptibles.

Antes luchábamos contra un pasado injusto. Ahora la contienda se libra para ser dueños de nuestro futuro. La Fundación se ha propuesto seguir en la vanguardia social, midiendo cada paso que damos, y practicando las virtudes de la acción: la perseverancia -extraída desde la convicción- el atrevimiento, la persuasión y la ausencia de miedos.