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El camino de la Universidad a la empresa

3/02/2016
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La inversión de las empresas españolas en I+D bajó por tercer año consecutivo en 2015, hasta suponer un 1,24% del PIB español, frente al 2,01% de la media europea.

La exigencia de lograr objetivos a corto plazo hace que muchas compañías no desarrollen toda su capacidad innovadora, a la que se suma el potencial que podrían tener a nivel de investigación en un marco de colaboración con las universidades. El vínculo entre la universidad y la empresa sigue siendo la gran asignatura pendiente del sistema educativo.

Lo corrobora el hecho de que, a pesar de que el gasto en I+D de las universidades españolas aumenta cada año -alcanzó en 2013 los 3.288 millones de euros, el 34% del presupuesto ejecutado por los centros de educación superior-, aún no es suficiente para compensar la tendencia negativa en la transferencia de conocimiento hacia el tejido empresarial. En los últimos años ha mejorado además la investigación sostenida con fondos públicos -la investigación fundamental ha pasado de suponer 725 millones de euros en 2013 a 759 millones al finalizar 2014-, según la Encuesta de Investigación y Transferencia de Conocimiento de las Universidades Españolas, elaborada por la Conferencia de Rectores (CRUE).

Ahora, el reto para la universidad, además de mantener el crecimiento sostenido de su labor investigadora, es verla reflejada en el mundo empresarial. Un desafío que, tal como aseguran Ignacio Lizassoain, vicerrector de Política Científica, Investigación y Doctorado de la Universidad Complutense de Madrid, y José Pingarrón, vicerrector de Transferencia de Conocimiento y Emprendimiento, todas las universidades ya han interiorizado. "La universidad es cada vez más consciente de la necesidad de colaborar estrechamente con el sector productivo para que su función sea plena. Y año tras año se están desarrollando estructuras de colaboración que tienen un rendimiento cada vez mejor", aseguran.

A pesar de este empeño por mejorar las actividades de transferencia, España aún produce cifras pequeñas para la dimensión que genera la producción científica a escala internacional. Durante los últimos años, nuestro país se ha mantenido en el umbral de los 500 millones de euros de contratación en proyectos y convenios de I+D con terceros, apoyo técnico, servicios y cátedras de patrocinio. Mientras, se ha producido una mejoría en los aspectos de acuerdos de propiedad intelectual e industrial, que ha llevado a los centros españoles a superar los 2.500 millones de euros en ingresos por licencias. España ocupa la décima posición global y la quinta sobre la muestra de 12 países analizada por el informe, con 857.158 documentos publicados.

Spin Off académicas

Otra de las herramientas a través de la cual se materializa la capacidad investigadora es la creación de spin off académicas. Estas compañías de base tecnológica constituyen una fórmula atractiva para contribuir a la renovación del tejido productivo con actividades de proyección global y de alto valor añadido, además de retener talento y capital intelectual. El problema en España en torno a este tipo de empresa, no está en el número que se crea año tras año, sino en la cantidad de ellas que sobrevive con el tiempo o las más ambiciosas, que con perspectiva de futuro, realizan ampliaciones de capital. Mientras que la creación se ha mantenido de forma sostenida en los años de crisis, la mala situación económica sí ha afectado al desarrollo de estas empresas. Frente a un parque de 537 spin off creadas en los últimos cinco ejercicios que aún pervivían a final de año, solamente 78 firmas han ampliado capital.

Perspectivas ante la incertidumbre

La causa del gran déficit que presenta la investigación y la transferencia puede ser "que no seamos lo suficientemente atractivos para sus necesidades, pero lo cierto es que hay miles de empresas que están consiguiendo grandes resultados de estas colaboraciones", asegura Fidel Rodríguez, director general de la Fundación de la Universidad Autónoma de Madrid y responsable de la Innovación y Transferencia de Tecnología del centro. "Posiblemente hay que trabajar en la línea de involucrar a más empresas, por un lado, y en conseguir mayor actividad con las compañías con las que ya se colabora".

Las perspectivas para el año en curso son favorables. "Esperamos que los tiempos de incertidumbre que se avecinan en la Administración pública no rompan con las tendencias positivas que parecía que íbamos a tener", afirma Rodríguez. "La financiación de la UE está más clara y ahí estamos haciendo mucho esfuerzo para posicionar nuestros grupos de investigación y generar proyectos que conlleven una alta capacidad de transferencia e innovación", añade.

Fuente: Expansión