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ACTUALIDAD / NOTICIAS

FULP, 40 años que se abren al futuro

Artículo de opinión de Juan José Laforet, cronista oficial de Las Palmas de Gran Canaria y patrono de la FULP. 

 

Varios y significativos son los aniversarios que se conmemoran este otoño en Gran Canaria. Pero hay uno con especial significación para entender mucho de lo que acontecía entonces, en esta isla en particular, y en Canarias en buena medida, y de la trascendencia que tuvo en las más de cuatro décadas que han transcurrido hasta la actualidad. La Fundación Universitaria de Las Palmas (FUPL) nacía un 23 de noviembre de 1982, arropada en el enorme clamor que había aunado mayoritariamente a la sociedad de Las Palmas el 7 de julio ese año, e instituida en hito totémico de unas reivindicaciones y esperanzas que discurrían desde siglos atrás por los canales más profundos del ser y sentir de la población, que ahora ya entendía que era irreversible la consecución de una Universidad, de unos estudios superiores que fuera la base para atender todas las exigencias que requería afrontar el progreso de Canarias, al tiempo que atender a un futuro muy diferente que llegaba con enorme ímpetu.

Y es que la creación de la FULP, conocedora de lo que la aspiración universitaria de los insulares había supuesto, siglo tras siglo, y sobre todo en las décadas precedentes a su aparición, no responde a una mera reclamación para establecer una universidad en Las Palmas, lo que habría supuesto su lógica y natural disolución en 1989, tras la creación de la ULPGC, sino que surge con objetivos y metas mucho más amplias y transformadoras para la sociedad canaria en su conjunto. Ideales que no sólo han hecho que permanezca en el tiempo, sino que evolucione y se adecue a las más novedosas aspiraciones y requerimientos tanto de la comunidad universitaria, como de la sociedad isleña en general. El propio Juan Díaz Rodríguez, uno de los fundadores de la FULP y su primer presidente, en su discurso de investidura como doctor honoris causa, en un acto académico inolvidable en el Teatro Pérez Galdós, en el que también se invistió como doctor de la nueva universidad al tenor Alfredo Kraus, ya se refería a esto al resaltar como “Vamos a confiar en el futuro, vamos a confiar en nuestras dos universidades para que unidas y colaborando en todos los terrenos, humanísticos, científicos y técnicos, conectadas con nuestra sociedad, en perfecta simbiosis con nuestro mundo empresarial, seamos capaces de dar respuestas a nuestro futuro, que pasa necesariamente por la investigación, por una formación profesional de gran nivel y por convertir a nuestra región en bilingüe (español e inglés), viejo propósito de la Fundación Universitaria…”.

Cuarenta años después los objetivos y metas que impulsaron la creación de la FULP, que rigieron el camino ascendente que ha trazado, permanecen vigentes y con enorme vigor, pues de nuevo las transformaciones globalizadoras, los enormes requerimientos del mundo universitario y de la sociedad en general, conllevan una mentalidad de adecuación a los cambios, cada vez más rápidos e impactantes, una capacidad de entender que el orbe universitario no debe ser una cámara estanca, sino un mundo en constante crecimiento y acomodo, una fuerza que le lleve a atender el amplio espectro que la universidad debe suponer en el futuro de la isla, a acoger un espacio universitario que, que tantos años después, lo integran en la realidad cotidiana de Las Palmas tres universidades con campus propio, más la delegación de la UNED y otras en el ámbito telemático, con las que hay que tejer una provechosa y fecunda coordinación. Una mentalidad, una capacidad y una fuerza que definió a la FULP en sus primeros momentos y que resalta su trabajo cuarenta años después. Un ámbito en el que la FULP, con sus actividades, o las que realiza en colaboración con diversos estamentos universitarios, ha logrado consolidar esa misma imagen científica e intelectual que señala a eventos similares en el entorno de las universidades de los países más desarrollados.

Pero tampoco se puede olvidar su arraigado espíritu de compromiso social. Así, sus acciones de compromiso social en este tiempo, y en la actualidad, han ido dirigidas especialmente hacia el desarrollo personal, la formación y las experiencias específicas de las personas, para que estimulen su inserción laboral, atendiendo a las expectativas y necesidades de los sectores empresariales y los nuevos escenarios económicos y culturales de progreso. Y se ha demostrado, día a día durante cuarenta años, como destacó el que fuera segundo presidente de la FULP, Lothar Siemens Hernández, que “…la colaboración entre el sector productivo del Archipiélago y la comunidad universitaria no sólo es posible, sino que además es fructífera…”, al tiempo que, como señaló quién fue tercer presidente de esta institución, Manuel Campos Gómez, potenciando “…la participación de universitarios y empresas en programas nacionales y europeos de I+D+I, al tiempo que la capacidad de conectar la oferta científica y tecnológica con la demanda de empresas e instituciones de dentro y fuera de Canarias…”. Por todo ello, el cuarto presidente de esta Fundación, Carlos Estévez, en junio de 2021 no dudaba en proclamar como “El desempleo de los jóvenes es un problema de todos, también es nuestro futuro”. Sin embargo, hemos de ser conscientes, ante este cuarenta Aniversario, que debe ser una puerta al futuro, a seguir adelante, y como ha señalado recientemente el actual vicepresidente de la FULP, el Dr. Francisco Rubio Royo, en su conferencia inaugural ‘La Comunicación en la Sociedad del Conocimiento’ del V Congreso internacional ‘Historia del Periodismo y la Comunicación Social en Canarias', celebrado septiembre de este año, que “Estamos en una época de más preguntas que respuestas”, y, consciente de ello, la FULP potencia también el debate y la reflexión a muy distintos niveles y sectores, que hagan muy fructíferas esas interrogantes.

Artículo de opinión de Juan José Laforet publicado en Canarias 7

Y, si como se suele decir, no sólo es el ser, sino el estar, también se puede aseverar que, a lo largo de estos cuarenta años, los lugares donde la FULP se asentó desde sus primeros días definieron mucho la misma imagen y carácter de esta Fundación. Con verdadero afecto se recuerda aún el tiempo en que la Delegación de la UNED cedió unos locales para el trabajo diario, así como para las reuniones del Comité Ejecutivo y de la Junta de Patronato, fue un ámbito universitario primigenio donde la FULP comenzó a empaparse de vida universitaria. El crecimiento imparable al que vio impulsada, junto con la consecución de sus objetivos, para atender sus compromisos con la educación superior, como elemento indispensable para el progreso de las personas, de las empresas y de la región en general, requirió de un nuevo ámbito, tanto por espacio físico, como por ambiente empresarial del que también debía empaparse la Fundación, lo que le facilitó muchísimo el haber tenido durante años su sede en los locales de FEMEPA en León y Castillo, gracias al decidido y generoso apoyo de esta organización empresarial, tan vinculada desde siempre a la FULP.

El traslado del Rectorado a su actual edificio de la calle Juan de Quesada, el antiguo Hospital Militar” y originariamente Escuela de Comercio e Instituto de Enseñanzas Medias, implicó que, por todas las partes oficiales, universitarias y sociales, se estimara conveniente, en aquellos años iniciales de la ULPGC, que este edificio monumental, obra del insigne arquitecto Enrique Cañas, fuera “Edificio Institucional” que acogiera a tres entidades básicas para la Universidad, como eran su propio Rectorado, el Consejo Social y la Fundación Universitaria.  Un tiempo y una trayectoria también enormemente eficaz y efectiva para la Fundación, que seguía creciendo y diversificando sus objetivos de servicio a la comunidad universitaria. Sin embargo, también ese mismo camino llevó a la Fundación a considerar la necesidad de contar con una sede propia, desde la cual ahondar en nuevas líneas de trabajo y en objetivos que ya correspondían a una nueva época y a un futuro que llamaba insistente a la puerta, por lo que se decidió la compra del actual edificio de la calle Juan de Quesada nº 29, un edificio histórico-patrimonial de Vegueta que se rescató y restauró adecuadamente. Y como la FULP sigue creciendo y ampliando su compromiso con el orbe universitario, investigador y docente, ha contemplado la necesidad de expandirse a un nuevo y amplio edificio, con una espléndida y singular fachada al comienzo de la misma calle, obra del artista grancanario Manuel Ponce de León a mitad del siglo XIX, que cuya restauración y acondicionamiento se afrontan en la actualidad, lo que también contribuye a la voluntad de contribuir a la salvaguarda y mantenimiento del patrimonio histórico-arquitectónico isleño.

Ante todo ello, si, como ya señaló el actual presidente de la FULP, Alberto Cabré de León,  los objetivos actuales pasan por “…consolidar la historia de la Fundación Universitaria de Las Palmas y crear los cambios para el futuro…”, también, en el presente entorno cambiante de la sociedad y de los procesos formativos,  la misión de la Fundación ahora será “…facilitar e impulsar el emprendimiento individual y colectivo de las personas para una sociedad mejor, favoreciendo la empleabilidad de los jóvenes a través de la conexión entre la Universidad y la Empresa,  y prestando también una atención específica a la Educación Superior no universitaria para la que se abren grandes oportunidades a través de la Formación Dual”. Tradición y vanguardia se aúnan tras cuarenta años de una labor muy fecunda, que ha hecho de la Fundación Universitaria de Las Palmas una de la instituciones más sólidas y representativas de Canarias en la actualidad y de cara al futuro.