Pasar al contenido principal
ACTUALIDAD / NOTICIAS

Erasmus Jóvenes Emprendedores: Viajar, trabajar y emprender

26/01/2018

 

LA FUNDACIÓN UNIVERSITARIA DE LAS PALMAS CON EL PROGRAMA ERASMUS JÓVENES EMPRENDEDORES

 

 

Si acabas de emprender o te estás planteando montar un negocio y resides en la Unión Europea, quizás puedas ser el próximo emprendedor acogido por un empresario en el extranjero. Si tienes una empresa y resides en la Unión Europea, tal vez te interese acoger a un joven emprendedor formado en tu campo. Con esta idea nace Erasmus Jóvenes Emprendedores, un programa de intercambio en el que ha participado la Fundación Universitaria de Las Palmas que da la oportunidad a empresarios y jóvenes emprendedores de trabajar juntos y compartir experiencias. El programa, financiado con fondos de la Unión Europea, tiene una duración de entre uno y seis meses y no supone ningún coste para la empresa que acoge a los  emprendedores participantes.

 

Este es el caso de Joel Ojeda, un joven emprendedor grancanario que ya ha disfrutado de esta experiencia. Durante su estancia en la isla portuguesa de Madeira tuvo la oportunidad de ampliar sus conocimientos sobre el sector del turismo, el campo en el que se quiere desarrollar profesionalmente.

 

¿Qué fue lo que te llevó a tomar la decisión de emprender?

 

Teníamos un proyecto en mente muy interesante y no nos exigía una gran desembolso económico, así que decidimos profundizar en ello.

 

¿Cómo surge tu participación en Erasmus Jóvenes Emprendedores?

 

Sabía de la existencia de este programa y creía que era una excelente oportunidad para nosotros. Gracias a la Fundación conseguimos entrar en el programa y realizarlo en un destino clave en nuestro planteamiento estratégico.

 

 Háblanos de tu experiencia en el programa

 

Sin duda alguna, ha sido una experiencia única e inolvidable. Haber realizado mi estancia en un lugar tan especial como Madeira, integrándome con la gente local y participando activamente con las empresas de turismo de toda la isla, ha sido una vivencia enriquecedora, personal y profesionalmente.

 

 ¿En qué consistió tu estancia en Madeira? 

 

Nuestra empresa de acogida nos permitió disfrutar de sus instalaciones durante dos meses. Básicamente, mi estancia consistió en ayudar a algunas de las empresas de la zona en el desarrollo de actividades turísticas, específicamente, el turismo de aventura. Además llegamos a acuerdos de colaboración con algunas de estas empresas llevando a cabo varias reuniones con sus máximos responsables.

 

¿Ha cambiado este viaje tu percepción de la emprendeduría?

 

Sí, totalmente. Es muy difícil hacerse una idea la cantidad de horas que se deben invertir para desarrollar un proyecto, bajo un enorme marco de incertidumbre. La empresa que nos acogió había pasado por situaciones muy similares a las nuestras así que nos dieron un montón de consejos para evitar fallos. De hecho, tras regresar de Madeira, hemos aplazado la puesta en marcha de mi idea de negocio.

 

 ¿Como emprendedor, qué te aporta una aventura de este tipo?

 

Desde el punto de vista profesional, me ha permitido adquirir nuevas habilidades en sectores desconocidos para mí así como nuevos contactos en el sector turístico de Portugal. Además el tener que comunicarme en otro idioma y aprender maneras de gestionar diferentes son experiencias que solo pueden ser positivas para mi desarrollo profesional.

 

¿Cuáles son, según tu experiencia, las principales dificultades a las que se enfrentan los jóvenes emprendedores hoy en día?

 

Sin duda alguna, el aspecto financiero. El no contar con acceso fácil a la financiación es, en nuestro caso, el factor más difícil de vencer. Otros grandes problemas son, por ejemplo, el que sean proyectos muy difíciles de rentabilizar o no tener la suficiente atracción en el mercado, el tiempo que se ha de invertir para desarrollar una actividad, aspectos externos a la actividad, etc.

 

Muchas iniciativas emprendedoras acaban desapareciendo. En tu opinión, ¿qué haría falta para reducir esa tasa de fracaso?

 

En mi opinión para reducir las tasas de fracaso se necesitaría un producto mínimo viable que vendiera desde el primer instante, un mercado lo suficientemente grande e interesado en nuestro producto y fácil acceso a la financiación