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Así fue el encuentro de alumnos del Programa Inserta: Empleo y Emociones

16/09/2016

 Ayer, 15 de septiembre de 2016, tuvo lugar el encuentro mensual de alumnos del Programa Inserta. Se ofreció un taller a cargo de Raul Henriq, creador de las Escuelas Potenciadoras para el Empleo y Emprendimiento. 

 

"Muy buena la experiencia de hoy. El uso de las emociones como arma para conseguir un contrato indefinido es una gran idea, pues no todo es aptitud...La actitud es muy importante también".Manjeet, alumno del Programa Inserta en Domingo Alonso.

"Un empleado que se siente valorado, respetado y tenido en cuenta es un empleado productivo, leal y colaborativo. Es cierto que el ambiente de trabajo puede afectar a nuestra actitud (y viceversa), o esa es la impresión que he tenido. Y me ha resultado interesante el concepto de emociones desde un punto de vista energético, como ha expuesto Raul Henriq. Me encantó la experiencia. Muy zen todo" 

¿Qué puede hacer el desempleo conmigo? 

Muchos son los estados emocionales que el desempleo puede generar en la salud mental de la persona desempleada, y que pueden terminar por afianzar ideas del tipo: “No puedo más…”, “Estoy a punto de rendirme…”, “Soy licenciado y ni siquiera me quieren para prácticas”, “Continuamente pasa por mi cabeza la idea de acabar con todo definitivamente”, “Necesito ayuda, guía…”, “No sé por dónde empezar…”, “Creo que ya no puedo controlarlo más”, “Si no encuentro trabajo ya, mi vida se va al garete…”, “Haga lo que haga, no encontraré trabajo porque todo está fatal”…

Se ha puesto de manifiesto en numerosas investigaciones que la pérdida de empleo (por la merma de aportes psicosociales, la pérdida de habilidades laborales, y la percepción de no poder planificar el futuro, además de cuestiones relativas a la pérdida de estatus o posición social valorada), afecta a la salud mental y el deterioro es rápido, y este deterioro sobre la salud mental no es la única afección, sino que el deterioro comprende la salud en tanto en tanto en cuanto es definida por la OMS: Bio-psico-social.

Y es que: un largo periodo de inactividad puede derivar en que la persona descuide hábitos tan básicos como el sueño, la comida, y en casos más agudos, la higiene y las relaciones sociales, y desarrolle conductas de carácter adictivo. Las relaciones sociales pueden verse afectadas por el sentimiento de inferioridad del desempleado ante un círculo de personas con mayor poder adquisitivo, normalmente trabajadores.

Consecuencia de todo ello, y de la falta de habilidades emocionales con la que habitualmente enfrentamos cualquier suceso vital transcendente, la autoestima se ve mermada, y esto puede constituir el caldo de cultivo de consecuencias nada deseables, ya que la autoestima instaura una serie de perspectivas, confianzas y expectativas, en definitiva profecías, sobre lo que es “posible”, y tanto cuando la autoestima es alta como baja, aquellas se cumplen por sí solas. Un desempleado corre el riesgo de autoprogramarse para el fracaso. (ZumoDeEmpleo)